martes, 31 de enero de 2012

La afectividad

El área de la afectividad comprende un grupo de estados de conciencia en los que se suscita una inclinación de atracción o de rechazo - de placer o de sufrimiento - hacia diversas sensaciones, ya sean provenientes del mismo sujeto consciente o del exterior; y respecto de las cuales esa inclinación no es resultante de una evaluación intelectiva, sino que representa una reacción espontánea y subjetiva respecto de una situación en la que el sujeto consciente asume un papel pasivo.
Los estados afectivos son variados y resulta dificultoso clasificarlos. A menudo las reacciones afectivas no son unívocas; y frente a ciertas situaciones la conciencia experimenta tendencias contradictorias en las cuales no resulta fácil delimitar sus fronteras.

Entre las principales manifestaciones de la afectividad, se enumeran:
  • Las emociones. Son estados afectivos de la conciencia que surgen de manera súbita, produciendo una alteración del equilibrio. Se caracterizan porque frecuentemente el estado de la conciencia tiene una inmediata y concordante repercusión somática, generándose reacciones fisológicas variadas, algunas de ellas detectables exteriormente (como la vasodilatación que produce el sonrojo ante emociones de vergüenza) o no apreciables (como el incremento en la producción de adrenalina en las emociones de ira o de miedo, aumento del ritmo cardíaco, sudoraciones, contracción estomacal, etc.)
  • Los sentimientos. Son estados afectivos que se diferencian de las emociones en que, a la vez que surgen de manera más gradual, y por lo mismo sin una intensidad de alta concentración momentánea, afectan el conjunto de la vida psíquica de manera estable y duradera, y afectan diversos órdenes de las abstracciones mentales, tales como convicciones de valor, convicciones de ideas, y similares.
Suelen diferenciarse sentimientos de alto nivel o superiores, y sentimientos de nivel menor o inferiores. Entre los primeros, se sitúan los sentimientos de la afectividad duradera como el amor familiar, los sentimientos éticos, las convicciones estéticas, religiosas o políticas. Entre los sentimientos menores, se ubican estados espirituales de menor intensidad, como el placer que se experimenta con la comida o la bebida, con la música, con el disfrute de un viaje, etc.
  • Las pasiones. Son estados de la conciencia que participan en cierto grado de la intensidad de las emociones y de la durabilidad de los sentimientos; de tal manera que asumen un sentido muy dominante en la conducta del individuo y conducen a comportamientos frecuentemente poco racionales y extremados. Se mencionan de tal modo el enamoramiento exacerbado, el fanatismo político o religioso, la desmedida ambición de riquezas o de poder. Muchas pasiones asumen naturaleza obsesiva y cercanamente patológicas, tales como los celos o los juegos de azar. Puede decirse que respecto de las pasiones, existe una regla de proporcionalidad en cuanto a sus componentes; en el sentido de que a mayor intensidad existe un menor respaldo de racionalidad en el comportamiento; y o por consiguiente una menor capacidad de percepción válida de la realidad y sus condicionamientos.

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